Hoy en día se considera que ningún artífice de su época llegó a igualarle, salvo acaso su discípulo Paulus Pontius.
Además el grabador obtuvo una licencia para emitir estampas al margen de Rubens.
La efigie del propio Vorsterman fue incluida en la serie; Van Dyck la esbozó y la grabó personalmente al aguafuerte, una rara excepción ya que casi todas las planchas fueron trabajadas a buril por otros artífices.
Otra señal de amistad es que Van Dyck apadrinó a la hija del grabador, Antonia.
Vorsterman recuperó su vieja amistad con Rubens, y en 1638 colaboró con él en la producción de nuevos grabados.