Como embajador ante la UNESCO consiguió que Cusco y Machu Picchu sean reconocidos como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Sus obras escritas se ocupan de temas filosóficos y pedagógicos.
En filosofía reflexionó sobre temas de metafísica, ontología y existencialismo.
Inició sus estudios escolares en el Colegio Alemán donde hizo amistad con Carlos Cueto Fernandini quien llegaría a ser también filósofo y educador.
Tuvo como maestros, entre otros, a los filósofos Martin Heidegger y Nicolai Hartmann, a quienes destaca como notables filósofos del soglo XX, admiración que haya influido en su rechazó visceral al Gobierno nacionalista de 1969-1975.