[2][3] Los yaks les brindan a sus pastores numerosos beneficios, incluidos su bosta como combustible, potencia de carga y arrastre, carne, fibra, y leche.
[4] La manteca de yak fresca es preservada de diversas maneras, y puede conservarse hasta un año si no se la expone al aire y se la almacena en un ambiente con aire seco frío.
[2][3] Una vez que se abre el contenedor, la manteca de yak comienza a descomponerse produciendo trazas de moho azul similares a las que desarrolla el queso roquefort.
[2][3] El té con manteca de yak es un alimento básico diario en toda la región del Himalaya y por lo general se lo prepara con manteca de yak, té, sal y agua, se bate la mezcla para obtener una espumilla.
La masa que se obtiene, mezclada con dátiles o semillas de sésamo, es utilizada para homenajear a los huéspedes.