Se especializó en el estudio del arte mexicano.
Fue hijo de Domingo Revilla, contemporáneo y amigo de Manuel Payno, Guillermo Prieto, José María Roa Bárcena y Casimiro del Collado.
No ejerció su profesión y se dedicó, en cambio, a la docencia, a las letras y al estudio del arte.
En 1905, comenzó a impartir cátedra de lengua castellana en la Escuela Nacional Preparatoria.
Pocos años antes al inicio de la Revolución mexicana, fue cónsul de México en América Central, América del Sur y en Europa.