Estos le dijeron a Jamkarani que el terreno en el que se encontraban era «noble» y que su propietario, Hasan bin Muslim, iba a dejar de cultivarlo y financiar la construcción de una mezquita en él con las ganancias que había acumulado cultivándolo.
En la parte trasera de la mezquita hay un «pozo de los deseos» donde se cree que el duodécimo imán «tuvo una revelación milagrosa durante un breve momento brillante de comunión amorosa con su Creador».
Los peregrinos atan pequeñas cuerdas en un nudo alrededor de las rejillas que cubren el pozo sagrado, esperando que sean recibidas por el imán Mahdi.
Cada mañana los custodios cortan las cuerdas del día anterior.
En los últimos años, los supervisores del complejo de Jamkaran se han vuelto sensibles a sus imágenes extranjeras y han restrtingido el acceso de la prensa extranjera a la mezquita principal y al pozo.