Muy cerca se encuentra el pantano de Alloz, y bordeando el monasterio, el río Salado.
[1] Con el abadiato siguiente, de María Carmen Biurrun Lezáun, se transforma una antigua granja en albergue juvenil y se crea una hospedería para retiros en un ala del monasterio con sus propios servicios de cocina y capilla, independientes del monasterio.
Fue su primera abadesa María Luisa Fernández Barbot y estuvo compuesta de 6 miembros.
El monasterio, construido para 80 personas, se va quedando pequeño por lo que se decide implantar la vida monástica en otros lugares: Siendo el monasterio de San Isidro de Dueñas quien asume la dirección espiritual, desde 2015 está delegada a la Oliva.
Se relacionan todas las abadesas que ha tenido la comunidad desde su fundación abulense: