La localidad está situada en un pequeño llano situado en la margen izquierda del río Leza, entre las sierras o montes de Cameros; combatida por los vientos de Norte y Oeste y de clima frío y saludable.
En el siglo XIX, la localidad tenía 40 vecinos y 172 almas.
Tenía 28 casas distribuidas en 2 calles y una plaza, casa de ayuntamiento, una escuela de primeras letras, sin dotación a la cual concurren 6 alumnos.
Una iglesia parroquial titulada en aquel momento de Santo Domingo, perteneciente al patronato del conde de Hervías, cuya feligresía se halla dividida en 5 caseríos, la que está servida por un capellán nombrado y pagado por el mencionado Sr. conde, el cual ejerce la cura de almas con título del ordinario, y un sacristán de la misma procedencia.
A distancia de 20 pasos de la población hay una fuente muy delgada, de la que se surte en parte el vecindario, y junto a la iglesia en sitio lóbrego y mal ventilado se halla el cementerio; también se encuentra pegada junto a la villa la ermita de Ntra.