Su estructura exhibe una clara influencia de la arquitectura colonial y posee un notable valor histórico, ya que fue utilizada como sede clandestina para reuniones por los principales actores de la independencia del Paraguay.
El capitán Juan Bautista Rivarola, residente en Barrero Grande, al viajar a la ciudad, se alojaba en casa de su suegra, propiedad que se encontraba a la vera del antiguo Callejón.
La casa de los Martínez también era frecuentaba por el prócer Fulgencio Yegros y el teniente Mariano Recalde, quienes cortejaban, respectivamente, a Facunda Speratti y a Virginia Marín.
En la noche del 14 de mayo, un grupo de hombres, encabezados por Pedro Juan Caballero, salió por el callejón contiguo a la casa y se dirigió hacia la casa del Gobernador español, distante a pocas cuadras.
La antigua casona siguió en poder de particulares hasta el año 1943, en que fue adquirida por el Gobierno.
En una de las vitrinas se muestra una espada que perteneció a Fulgencio Yegros.
Se destaca también en la sala un retrato del doctor Gaspar Rodríguez de Francia.
Completan la estancia tallas religiosas elaboradas en talleres jesuíticos y franciscanos.
Completan la ambientación del dormitorio, un arcón, propiedad de Juan Bautista Rivarola, una curiosa silla sanitaria, un espectacular reclinatorio y un nicho policromado.
En una de las esquinas del patio puede observarse un túmulo que cubría los restos mortales del ilustre prócer Juan Bautista Rivarola, traído desde el cementerio de Barredo Grande, hoy Eusebio Ayala.
En las paredes, se aprecia un majestuoso retrato del emperador Carlos V; además, otros cuadros que reflejan varios intentos revolucionarios, previos a la independencia.
A la entrada del Museo puede apreciarse un mural del ceramista José Laterza Parodi, que representa una visión panorámica de edificios y lugares destacados de la Asunción colonial.
Contó con un catálogo de lujo que fue distribuido en forma gratuita entre los presentes.