[1] La obra Naturaleza muerta (1954) corresponde al período más activo de Tamayo.
Para ambos, las formas fueron más importantes que el estudio sistemático de estas.
Al limpiar Naturaleza muerta, llamó la atención la capa de grasa que éste tenía.
Al limpiarlo, brilló de tal manera que a Tamayo le llamó la atención.
En esta obra se muestra una naturaleza muerta sobre una mesa poliangular colmada de rotundas frutas, redondas y rojas, dos botellas sobre una charola y doce rebanadas de sandías.
A diferencia de los grandes maestros del muralismo, Tamayo intentó rescatar sus raíces y a su país sin defender movimientos ideológicos ni posiciones políticas, es decir, en su obra se impone una visión universal.