Fue confesor del rey Felipe el Hermoso.
Durante la disputa del rey de Francia y el papa Bonifacio VIII, fue convocado por el papa a Roma, pero no se rindió jamás.
El cardenal Caignet asistió al concilio de Vienne en 1311.
Fue camarlengo del Colegio Cardenalicio en 1312-1313 y predicó la cruzada en Francia como legado.
Fue autor de numerosas obras sobre la liturgia.