Conocido maestro de la Cabalá, se dice que enseñó a su hija sus secretos.
Barzani adoraba a su padre, y lo consideraba como un rey de Israel.
Eventualmente y debido a las deudas, su casa y sus pertenencias fueron confiscadas, incluyendo sus libros, pero ella sentía que no era apropiado que una mujer viajase en busca de apoyo financiero.
[12][5] A Barzani se le dio el título de Tanna'it (Tanaim), un raro honor para una mujer judía.
[14] En el folklore local, su sexualidad juega un papel central, al contrario de lo que ocurrió durante su vida real.
Muchas de las historias le suponen poderes sobrenaturales y han sido encontradas en amuletos.
Los ángeles sacudieron sus alas para apagar las llamas, hasta que la última chispa había sido extinguida.
Y cuando el humo se disipó, todo el mundo vio que no solo ninguno de los judíos presentes había sido herido en el incendio, sino que otro milagro había ocurrido: la sinagoga no se había quemado, ni ninguno de los rollos de la Torá fueron tocados por las llamas.