El Hotel Miramar estuvo operativo hasta el año 1967 cuando se produjo el cierre de sus instalaciones.
[13] Su rehabilitación siguió el modelo para recuperar los elementos originales, la estructura y el esplendor del hotel primigenio perdidos por el estado de abandono y la agresiva reconversión para ocupar la sede judicial,[14] aunque tuvo que superar ciertos escollos administrativos por la reconstrucción de las icónicas escaleras que se encontraban en ruina y la conservación de especies arbóreas en sus jardines.
En su interior hay un patio cuadrado donde conviven motivos árabes y de otros estilos como el plateresco salmantino o el isabelino francés.
La fachada principal se compone de un pabellón saliente que forma el eje central y dos cuerpos laterales que prolongan en vertical un piso más de altura, formando dos torretas cuadradas.
En el alfiz que enmarca los arcos existe decoración pintada polícroma y sobre ella el nombre de su destino.
En el frente del ático que remata el eje central se labró un escudo entre pedestales coronados por bolas, en los extremos de la terraza hay dos figuras sedentes que no se observan desde la base del edificio.
Las fachadas laterales se componen por un cuerpo central resaltado y otros de menor altura a los lados.
Un factor que juega un importante papel en la belleza del edificio es la policromía.