José García Carranza

Describe su toreo como tosco y campero aunque lleno de vigor, exactamente igual que su complexión física viril.

[4]​ Sobresalía en la suerte de matar donde siempre "hincaba la espada hasta el puño".

Este perfil rudo se completaba con una buena figura, una esplendidez hasta la prodigalidad, simpatía natural y éxito con las mujeres, sobre todo aristócratas.

[17]​[18]​ Se adhirió muy pronto a la ideología falangista, como muchos esnobs de tronío.

El Ejército rebelde disimulaba así su compromiso en la lucha de clases.

[26]​ Por ejemplo, la escuadra negra de Rafael Medina Villalonga (en la fotografía, con mono blanco)[27]​[28]​ o la del marino Ramón de Carranza[29]​ se distinguieron en este sentido en la despiadada represión sevillana.

[35]​ Como en la Edad Media, cada caballista aportaba a sus expensas el equipamiento y uno o más criados, también montados, que le servían.

[36]​ Vestían a la campera y con sombrero cordobés o de paja con una escarapela con la bandera monárquica.

[37]​ En algunas ocasiones esta aportación no fue del todo desinteresada porque les permitía vigilar su patrimonio sobre el terreno.

Personaje fabuloso, siempre se le veía acompañado de gente importante.

Moreno[48]​ recoge de un testigo cordobés: Pepe el Algabeño está herido.

Recibió un balazo en mitad del campo, cuando trotaba con su jaca jerezana a la vera de un olivar.

Quizás tatareando el fandanguillo de “Morena Clara”, mientras las balas mordían su silueta.

Fue enterrado en el panteón familiar de La Algaba, pueblo donde todavía hasta 2016 persistía una calle con su nombre.

La prematura muerte en el frente de José García Carranza causó profunda consternación en las filas fascistas y fue utilizada en la prensa como estímulo de la violencia y ejemplo del heroísmo.

[56]​ Pero los poetas "nacionales" intentarían que la violencia no apareciera retratada en toda su crudeza.

O en las virtudes tópicas de un señorito latifundista sin incidir propiamente en la vibración violenta que emanaba del héroe.