La identidad exacta del personaje permanece anónima, aunque se han avanzado diversas hipótesis.
El rostro muestra una personalidad reflexiva y reservada, con una gran seguridad en sí mismo; «la mirada resulta un tanto profunda y, a pesar de la dureza que intenta transmitir, posee ciertos rasgos afables».
No ha sido identificado con seguridad, a pesar de la numerosas suposiciones de los estudiosos, que han visto en él a Bernardo Dovizi da Bibbiena, Innocenzo Cybo, Francesco Alidosi, Scaramuccia Trivulzio, Alejandro Farnesio, Bandinello Sauli, Ippolito d'Este, Silvio Passerini, Antonio Ciocchi, Matthäus Schiner o Luis de Aragón.
Muestra notable fuerza psicológica, aunque es ambiguo y ello dificulta interpretar la mirada como astuta o inteligente.
Aunque no hay certeza documental, es bastante probable que perteneciera a un grupo de pinturas, extraídas por los franceses del Vaticano en 1797 tras el Tratado de Tolentino, que el rey Carlos IV compró en 1803.