Benito de Aviñón

En 1170, Bénézet escuchó una voz celeste que le animaba a «construir un puente en el Rhône».

Fue entonces a Aviñón para encontrarse con el obispo quien, al principio, escéptico, acepta su proposición.

Bénézet, muy dedicado a los pobres que pasaban, predicaba el Evangelio, recorriendo la región para recolectar limosnas.

Ellos confirmaron que el joven pastor puso la primera piedra del puente y relataron varios milagros que se vieron antes y después de su muerte.

Los demás milagros se centran esencialmente en los sordos, los ciegos y los discapacitados.