[2][5] Así también lo creía la historiadora tucumana Teresa Piossek Prebisch, al afirmar que, a fines de 1543 o comienzos de 1544, "la primera población indígena a la que llegó Diego de Rojas fue Capaya o Acapianta, al sur del río Medinas".
[nota 3] En salomónica decisión, ambos reclamantes al derecho "considerando con prudente reflexión las malas consequencias que se originan de pleitos, disgustos, enconos i gastos inexcusables i que determinaban vivir en paz y buena urbanidad como vecinos que son hazían compromiso y convenio", dividiéndolas en dos, a conformidad de las partes.
En el año 1702, litigaron por los lindes de estas tierras el "maestro Simón González, clérigo presbítero, cura propietario del partido de chiquiligasta" y el supradicho capitán Antonio González.
Durante ese tiempo, la extensa estancia estuvo en manos de los Zelarayán.
Luego, tuvieron doce hijos, que desguazaron la estancia, vendiendo algunos su parte.