La sedición a menudo incluye la subversión de una constitución y la incitación al descontento o la resistencia contra la autoridad establecida.
La sedición puede incluir cualquier conmoción, aunque no tiene como objetivo la violencia directa y abierta contra las leyes.
En muchos países la sedición es considerada un delito castigado por el Código Penal, y a veces también por el Código de justicia militar, estrechamente relacionado con los delitos de rebelión, traición y motín.
[5][6] La sedición, como término moderno, apareció en un documento de la época isabelina fechado aproximadamente en 1590 y conservado en los Archivos Nacionales del Reino Unido.
Titulado An advertisement touching sedicious writings («Una advertencia sobre escritos sediciosos»), se refiere al hecho de «incitar al desafecto hacia el Estado o la autoridad constituida por medio de las palabras o escritos».
En una época en la que muchos consideraban al Estado protestante como una construcción sospechosa y violenta, la doctrina de la sedición fue pensada como una herramienta gubernamental para reprimir a sus oponentes ideológicos.
[10] El delito de sedición ha sido derogado del Código Penal Español.
Quienes se oponen a estas leyes han sugerido que podrían utilizarse contra la disidencia legítima.
También había hecho caso omiso de las recomendaciones de recortar las nuevas cláusulas que prohíben la "conducta instigadora" que "ayude" a una "organización o país involucrado en hostilidades armadas" contra el ejército australiano.
Teniendo lugar dichos actos durante un combate, siempre que no constituya ferocidad, barbarie o terrorismo, la pena puede ser excluida.