Sinfonía alpina

La obra está dedicada a Nicolaus Seebach y la real orquesta.

Tal vez porque la Primera Guerra Mundial estaba en marcha y las oportunidades de producir nuevas óperas eran menores, volvió por última vez al poema sinfónico.

[1]​ El compositor consideraba esta pieza su más perfecto trabajo de orquestación.

La pieza tiene una considerable extensión de proporciones sinfónicas y sus diversas escenas se interpretan sin interrupción alguna.

Hace aquí un uso extensivo del leitmotiv, asociando cada uno de los elementos presentes (la noche, el sol, la lluvia...) a un tema musical.

Ahora comienzan el «Descenso» (una inversión del motivo «Ascenso», por supuesto), se ven atrapados en una repentina y violenta tormenta, vuelven sobre sus pasos y llegan al pie de la montaña mientras se entona de nuevo el motivo «Noche».

Strauss en 1910.
Monumento conmemorativo a Richard Strauss y su Sinfonía alpina en Altaussee , Austria .