En la simbología actual, la parte superior, suele representarse por una cabra rampante que sube lenta e inexorablemente la montaña en busca de metas cada vez más altas, representa el lado ambicioso del animal, que contrasta con el lado espiritual y sacrificado, simbolizado por el pez.
En la cultura religiosa de los antiguos griegos, varios mitos están ligados a este animal mitológico.
Para castigar su cobardía, Zeus lo condenó a permanecer eternamente bajo la apariencia que había asumido en el momento del peligro.
Imágenes halladas en Afrodisias, incluyen monedas del siglo III, con la representación de la diosa Afrodita montada en una cabra marina.
Se cuenta que un día todas las criaturas del mar debían ofrecerse al monstruo Leviatán.