Tambores y dioses

Caminando por las calles de Salvador, Antonio se topa con Valdyr, un mulato ciego que remplaza con el oído la vista perdida.

Por ello, todos los hombres quisieran, en el fondo, volver a encontrar la unidad perdida, para sentirse nuevamente en paz consigo mismos.

A la gente no le gusta detenerse, fijar su atención y su reflexión sobre algo.

De repente, Antonio siente, entre la cabeza y el estómago, una extraña tensión que no lo deja estar tranquilo.

Se parece al vínculo que existe entre la piel tensa de un tambor y su sonido.

De esta forma, Antonio descubre que él mismo es, a la vez, instrumento y tamborilero.

Su CD “Brizzi do Brasil”, que contiene canciones escritas para cantantes brasileños y portugueses nació durante la filmación de la película.

Hijas-de-santo del Terreiro Ilê Axé Opô Afonjá en Bahía