[3] En 1909, el emperador Guillermo II le nombró canciller del Imperio en sustitución de Bernhard von Bülow.
Con esto, el esfuerzo del canciller fracasó estrepitosamente: en la primavera de dicho año cuando el presidente estadounidense Woodrow Wilson, con apoyo casi unánime del Congreso, acordaba la entrada en la guerra de los EE. UU.
y ponía en la balanza el poder industrial estadounidense al servicio de la Entente.
En el verano del mismo 1917, totalmente desacreditado y ya sin ninguna influencia efectiva sobre la política interna, Bethmann-Hollweg hubo de dimitir tras una resolución del Reichstag en la que pedía negociar la paz, siendo sustituido por Georg Michaelis.
[3] Tras el fin de la Primera Guerra Mundial, Bethmann-Hollweg intentó que las potencias aliadas le juzgaran a él en vez de al depuesto káiser Guillermo II, pero sin éxito.