Entre otros hechos irregulares y pintorescas que sucedieron durante la carrera, la más conocida es que el primer corredor en cruzar la línea de meta, Fred Lorz, corrió a sólo 15 km del camino, haciendo autostop en un coche hasta unos siete kilómetros de la entrada del estadio.
Incluso reconoció el fraude, diciendo que era sólo una broma, ya que estaba recibiendo el premio de manos de la hija del presidente Theodore Roosevelt y fue expulsado del deporte por varios años aunque se le levantó la sanción pasados tan solo unos meses.
Los médicos que lo examinaron concluyeron que si se hubiera tomado una nueva dosis de estricnina habría sido fatal.
Después de la maratón olímpica Hicks siguió compitiendo consiguiendo resultados irregulares entre los que habría que destacar su victoria en una maratón en Chicago en 1906.
Al terminar su carrera atlética se traslada a Canadá, donde vivian dos de sus hermanos, para trabajar con asuntos relacionados con la minería.