Es muy común, incluso en la bibliografía, la denominación como "mármoles" de rocas de distinto tipo (algunas de ellas llamadas "piedras duras" -pietre dure-)[5] que por su apariencia o cualidades para la escultura o la construcción se asemejan de algún modo a las características de algún tipo de mármol, aunque en realidad tienen otra definición mineralógica y petrológica (por ejemplo, las brechas o distintos tipos de roca caliza, areniscas o jaspes, que no son propiamente rocas metamórficas -como es el mármol-, sino sedimentarias; los pórfidos o los granitos, que son ígneas; otras metamórficas, como algunos gneis o la serpentinita, o los alabastros -denominación también muy equívoca-).
En las construcciones y esculturas del Antiguo Egipto se utilizaron distintos tipos de mármol local, así como importado de otras zonas; aunque los denominados como marmora en época romana y helenística podían ser muy distintos tipos de roca.
Su pertenencia en la Antigüedad y la Edad Media al ámbito cultural griego hizo que sus mármoles fueran muy utilizados en el arte grecorromano.
Los mármoles de España se han venido utilizando desde la Edad Antigua.
[30] En la actualidad España es el segundo productor de mármol del mundo (1 643 000 m³ en 1999).