Las TIC necesarias para estas tareas son principalmente ordenador, Internet, celular, teléfono y cámara digital, entre otras.
En estas se puede englobar la computadora, el fax, el teléfono móvil, el propio Internet (correo electrónico, chat, llamadas sobre IP y videoconferencia), etc.
[6] Por otra parte existe una segunda clasificación en función de la conexión que se establece entre empresa y trabajador durante la jornada laboral.
En este caso se dan los siguientes tipos: el teletrabajo interactivo, también llamado en línea o en tiempo real, donde hay una conexión directa entre el terminal del trabajador y la empresa, que puede controlar la actividad realizada; el de sentido único, en el cual la conexión es unidireccional, por tanto los datos llegan a la empresa pero no es posible un control directo sobre el teletrabajador; y en el desconectado, en el que no existe conexión directa, el empleado recibe unas instrucciones previas, con las que realizará las tareas asignadas, para finalmente enviar los datos al empleador.
[7] El teletrabajo tiene su mayor implantación en la década de los 70 debido a la crisis energética o crisis del petróleo, ya que en el momento se vio como una alternativa a los desplazamientos al lugar de trabajo físico.
[12] El teletrabajo ha adquirido relevancia, especialmente desde el año 2020, generando un gran interés, no solo en lo relacionado con el mercado laboral, sino en otros ámbitos como pueden ser la economía, demografía, sociología o psicología.
[15] Lo recomendable es determinar si la empresa presenta las condiciones idóneas para teletrabajar (estructura organizacional, motivación entre sus empleados, tecnología, inversiones, ventajas, riesgos etc.).
[18] Los aspectos negativos que con frecuencia se informan son el aislamiento social, desmotivación por estancamiento de la carrera profesional, trastornos de ansiedad y conflictos familiares cuando se prioriza una alta carga laboral sobre los aspectos familiares.
Durante las jornadas de teletrabajo, las madres gestionan con más frecuencia que los padres interrupciones familiares.
[21][22] El teletrabajo puede comportar riesgos vinculados a la conciliación, la corresponsabilidad y la igualdad de género.
[26] Esta situación puede suponer un estímulo hacia unos esquemas laborales más respetuosos con el clima, dando lugar a un desarrollo sostenible, obteniendo beneficios a nivel de salud al promover la mejora de la calidad del aire del ambiente en el que se habita.
[28] No obstante, una investigación británica,[29] ha rechazado la idea de que el teletrabajo favorece el desarrollo del medio ambiente.
Los costes derivados para el empleado tales como electricidad o internet deben también contemplarse en el contrato para su compensación.