[3] En el Primer Concilio de Nicea (325) toda la atención se centró en la relación entre el Padre y el Hijo, y fue redactado el credo niceno incluso mediante el rechazo de algunas frases típicas arrianas mediante algunos anatemas anexados al credo; sin hacer ninguna afirmación similar acerca del Espíritu Santo.
[cita requerida] Pero, en el Primer Concilio de Constantinopla (381) se indicó que el Espíritu Santo es adorado y glorificado junto con Padre y el Hijo (συμπροσκυνούμενον καὶ συνδοξαζόμενον), sugiriendo que era también consustancial a ellos, redactando así el Credo niceno-constantinopolitano.
Hay diversas citas del Antiguo Testamento en las que aparecen referencias a Dios en plural.
[8] La Primera epístola de Juan (en versiones bíblicas que contienen la coma joánica) afirma: «Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno».
[9] Además de la controversia sobre la naturaleza de Jesús —si era humano, divino, o ambas cosas a la vez— y su origen —si era eterno o temporal—, así como otras cuestiones similares relativas al Espíritu Santo, el problema central del dogma trinitario radica en justificar la distinción entre una “sustancia” única y una triple “personalidad”.
[10] Así, Dios se revela a sí mismo como una comunión de personas.
La Iglesia ortodoxa griega dice de la Trinidad lo siguiente: «Dios es trino y uno.
Para explicar este misterio, en ocasiones los teólogos cristianos han recurrido a símiles.
La primera formulación estructurada del credo sociniano se estableció en el Catecismo Racoviano (1605) polaco.
[18] Los mormones afirman creer en la Trinidad pero tienen una interpretación específica,[19] indicando que Dios Padre, Jesucristo y el Espíritu Santo son seres completamente separados que trabajan juntos en completa unidad, bajo el mismo propósito (triteísmo).
[20] Existen tríadas de dioses desde la antigüedad histórica, tal vez por el carácter místico que para algunas culturas tiene el número tres.