La primera parte, tocando el Fuerte San Telmo, es accesible mediante transporte rodado, mientras que a partir del Palacio del Gran Maestre se convierte en una calle peatonal.
Durante los años venideros, siguió cambiando de uso, desde almacén de armas, albergue para los pobres, tribunal temporal o imprenta gubernamental,[2][3] y recibió impactos directos en la fachada durante la Segunda Guerra Mundial.
[4] A pesar de los daños, tras la contienda se pudo reconstruir.
[5] El periódico británico The Guardian lo calificó como uno de los 13 nuevos museos europeos imperdibles.
Metros más abajo, en la iglesia de Santa María sirvió como atención a todas aquellas prostitutas que necesitaban curas o apoyo, así como de niñas huérfanas para que no cayeran en esas redes.