La segunda, Catuca, era una cubana esposa de José Mestril, el hombre al que Manuel paró a la puerta del hospital de Camagüey para regalársela porque se volvía a España.
Se casó con Víctor Labrador, un español nacido en Béjar[5] del que se enamoró por cartas que le escribía desde el frente de Madrid.
[1] Días antes, su nieto Miguel Ángel Labrador Pérez (n. en Rosario, de 25 años)[5] había sido secuestrado y continúa desde entonces desaparecido.
Cuando el general Galtieri, tras varias noches en vela ante el edificio del Ejército, le concedió audiencia a Esperanza, les dijo que la muerte de su marido había sido "un lamentable error" y que a su hijo y su nuera los mataron "por montoneros".
Esperanza le contestó "Pues ¡vivan los montoneros si todos son como mis hijos!"