Vladímir Vavílov

Tuvo un papel importante en el resurgimiento de la música antigua en la Unión Soviética.

Atribuía habitualmente sus propias obras a otros compositores, normalmente del Renacimiento y del Barroco pero también de épocas más tardías, por lo general sin respetar el estilo de la época correspondiente.

Sus obras alcanzaron una gran circulación y algunas de ellas llegaron a convertirse en auténticas piezas de música folk empleadas para poner música a distintos poemas.

Unos meses después se publicó «La Ciudad de Oro», que llegó a ser un éxito de inmediato.

[1]​ Las más famosas de sus anónimas o falsamente atribuidas composiciones son: