Por ello, también podrá recurrirse a los artículos que aparezcan en el resto de publicaciones especializadas, sobre todo si estas muestran una reputación bien consolidada en su campo, ya sea científico, humanístico, o cualquier otro.
La existencia de un consenso en una comunidad académica la pueden usar, por ejemplo, fuentes secundarias o terciarias independientes que lleguen a la misma conclusión.
En ocasiones, el número de citas del artículo o monografía que aparecen en otras publicaciones permite determinar dicha repercusión (véase la norma 3).
En otros campos, un único estudio puede considerarse fiable; no obstante, téngase en cuenta que las afirmaciones extraordinarias requieren fuentes de reputación contrastada.
Por esta misma razón, la neutralidad puede mejorarse recurriendo a revisiones, libros de texto o metaanálisis.
Las opiniones (si es que estas se consideran relevantes para la materia en cuestión) deben mostrarse como tales en el propio cuerpo de los artículos, y no simplemente en las notas o referencias al pie.
A este respecto, es conveniente no olvidar que la misma noticia en distintos medios puede ser tratada de forma completamente diferente, incluso contradictoria.
Debe tenerse en cuenta que si la información es relevante, una fuente fiable probablemente ya la haya tratado.
Cualquier información empleada de este tipo debe ser relevante en el campo tratado y en ningún caso puede constituir la base del artículo.