es un relato que pertenece a la colección El Señor y lo demás, son cuentos, de Leopoldo Alas, «Clarín» (1852-1901).
En el prado Somonte se observan los postes de telégrafo y las vías del tren.
Los gemelos se ven interesados y entusiasmados por la tecnología que conecta las distintas partes del mundo.
Cordera reacciona con miedo y desconfianza a los aspectos del mundo desconocido.
El mozo fue reclutado por el gobierno como quinto para pelear en la guerra, para también ser consumido por el “progreso” de los ricos.
Sin embargo, y aunque el planteamiento literario cambie, los supuestos ideológicos subyacentes siguen siendo los mismos: la denuncia al mundo urbano como una sociedad hipócrita, mezquina, carente de valores morales y espirituales.
[2] Ullman sugiere que Leopoldo Alas Clarín utiliza arquetipos para mostrar a la vaca como un personaje que imita a Cristo y así se evidencia una psicología antifeminista de Clarín.
[3] Ullman también indica que el territorio espacial en el cuento es un triángulo invertido, un símbolo de la feminidad.
[4] El prado representa de esta manera la bondad, tranquilidad, y vida auténtica en definitiva.
[4] Honrubia también muestra la conexión del mundo desconocido (la “civilización”) con Rosa, Pinín, y Cordera.
Los personajes del cuento también se prestan a esta interpretación, pues siendo personas muy humildes en un ambiente rural muestran una gran virtud moral para con sus familiares.
Además Cordera es el primer personaje en criticar aquel mundo artificial del progreso que pronto sería su fin.