En la mitología griega, Épito fue un rey de Arcadia, hijo de Hipótoo, al que sucedió.
Fue durante su reinado cuando Orestes, aconsejado por un oráculo, abandonó Micenas y se estableció en Arcadia.
Épito fue cegado en castigo por entrar en un santuario prohibido del dios Poseidón en Mantinea, muriendo poco después.
Le sucedió en el trono su hijo Cípselo.
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