Érase un resbalón

Tras resbalarse por las escaleres, Mauri (el propietario del 1ºB), se rompe la pierna.

Las viejas (Marisa y Vicenta) deciden empujar a Mauri de nuevo por las escaleras para demostrar que está fingiendo, pero se vuelve a accidentar, y termina con más heridas que antes.

En ese momento, la comunidad decide enviar al padre de Emilio, Mariano, como si fuese el perito de la aseguradora, para intentar engañar a Mauri.

Cuando Mariano le ofrece un par de euros como compensación, Fernando (el novio de Mauri) se ofende, y descubre el engaño.

Los vecinos suben a casa de Mauri a pedirle perdón, y finalmente este se ablanda y les perdona.