Noriega presionó además para que desapareciera el municipio de Tláhuac, que se había opuesto a la privatización de los bienes comunales dispuesta por la Ley Lerdo y representado un gran obstáculo al crecimiento de las propiedades del español, lo que ocurrió efectivamente en 1902, cuando la reorganización del Distrito Federal suprimió las municipalidades de Tláhuac y Míxquic.
En esta última entidad federativa destacan las haciendas de Santa Fe Tetelco y San Nicolás Tolentino, que abarcaba las tierras comprendidas entre Culhuacán y San Miguel Xico.
Al iniciar la Revolución mexicana, Noriega era uno de los personajes más notables del régimen porfirista.
Noriega se refugió en Texas, pero volvió a México, donde murió en 1920.
En ese lugar, Noriega también ordenó la construcción de un palacio, pues pretendía volver a su tierra natal.