Posee una densidad mayor que la del agua (ρ = 1,095 g/cm³).
El valor del logaritmo de su coeficiente de reparto, logP = 2,43, revela que es más soluble en disolventes apolares que en disolventes polares.
Puede formar mezclas explosivas con el aire y su descomposición térmica genera cloruro de hidrógeno.
El contacto con esta sustancia produce irritación en piel y ojos, severa en este último caso.
Se sospecha que puede provocar defectos genéticos y cáncer.