Mientras tanto, el bisabuelo de Jamala estaba luchando junto al Ejército Rojo en la Segunda Guerra Mundial y por eso no pudo proteger a su familia.
[6] Durante la emisión del certamen, la canción fue anunciada entre los diez temas elegidos para pasar a la final, y por lo tanto cualificó para competir en esta.
[7][8] Finalmente, durante la emisión de los televotos, la canción se declaró ganadora del certamen con 534 puntos.
En una entrevista a The Guardian en febrero de 2016, Jamala declaró que la canción también le recordaba a sus familiares que viven en Crimea actualmente, alegando que desde la anexión rusa de 2014 «los tártaros de Crimea viven en territorio ocupado».
[9] La letra de la canción, sin embargo, no hace mención a esta anexión: las reglas de Eurovisión prohíben las canciones que incluyen «contenido político».