250 años a la luz de las velas

[1]​ Se remonta a un acontecimiento histórico concreto ocurrido en 1764, cuando los colmeneros de la villa, ante los males que auguraba una tempestad, encendieron “tantas luces como abejas había en un enjambre”.

Este comentario constituye la primera referencia conocida de encender velas como protección contra condiciones climáticas adversas en una sociedad agraria.

Además, se destaca el uso de campanas y la versatilidad del cirio benedictus, utilizado en festividades específicas como la Candelaria.

La ganadería sufrió una crisis significativa, la industrialización no prosperó, y la agricultura, junto con la apicultura, se convirtieron en los principales sustentos.

Aunque no se tienen más noticias específicas de rogativas climáticas, se sugiere que la práctica pudo repetirse en años posteriores, indicando la fuerte conexión entre la fe, la superstición y las condiciones meteorológicas en el siglo XVIII en Utiel.

[3]​ Tanto el Cirio Benedictus como la rogativa de 1764 en Utiel revelan una tradición arraigada y practicada históricamente, conocida como luminarias.

Aunque el término no abarca completamente todos los significados asociados en Utiel, estas prácticas deben entenderse en el contexto social agrario, buscando protección divina contra la oscuridad y las adversidades climáticas que amenazaban las cosechas.

Aún hoy, ciertas reminiscencias de estas tradiciones se observan en lugares como el Callejón del Candil.

Aunque no se ha documentado su continuación en los siglos XIX y XX, rituales similares, como arrojar migas de pan bendito para disolver nubarrones, han perdurado en la región.

Utiel a La Luz de las velas (33544499743)