A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España

En su prólogo, Chaves Nogales, se define como un «pequeño burgués liberal»,[1]​ ciudadano de una república democrática y parlamentaria, tan enfrentado ideológicamente al comunismo de Rusia como al fascismo italiano, antifascista y antirrevolucionario por temperamento.

[4]​ Allí escribió estos nueve relatos breves sobre la guerra civil española, extraídos, según nos informa en una nota previa, fielmente de hechos rigurosamente verídicos.

[5]​ Madrid es una ciudad en la que los bombardeos de los aviones fascistas causan innumerables muertes entre la población civil.

Las delaciones a las milicias comunistas y anarquistas sirven de instrumento para venganzas personales.

En el relato aparecen fugazmente los escritores André Malraux, un francés que ha venido a España para batirse por la revolución, Alberti, Bergamín y María Teresa León.

La represión brutal e implacable se ejerce sobre los vencidos con la misma crueldad inexorable en las retaguardias de ambos contendientes.

La confusión, el desorden y el absurdo se vuelven a hacer patentes en este relato en el que los republicanos de Monreal no se ponen de acuerdo sobre cómo actuar con un rehén moro malherido: los delegados republicanos creen que hay que conducirlo a Madrid para entregarlo a las autoridades; los anarquistas, dejarlo libre y que él decida si quiere redimirse y formar parte del ejército republicano; los comunistas, curarlo y obligarlo a luchar en las filas de las milicias, y, finalmente, las gentes del pueblo lo reclaman sencillamente para lincharlo, ya que el prisionero es suyo.

La venganza, la compasión, el valor, la ingratitud son conflictos morales que se debaten en la conciencia de ambos personajes con soluciones dispares.

El final del relato y del libro condensa la desolada visión que el autor tenía de España en todo su dramatismo: «Y murió batiéndose heroicamente por una causa que no era suya.