La orden de los premonstratenses había sido fundada hacia el año 1120 por Norberto de Xanten, arzobispo de Magdeburgo, en la actual Alemania, y un siglo más tarde la Orden ya contaba con casi 600 casas repartidas por toda Europa, desde Irlanda a Chipre y desde Suecia hasta Italia.
Un abad general dirigía con mano de hierro lo que realmente constituía ya una auténtica empresa multinacional con una misión marcada por su fundador, san Norberto, que era la de atender las diversas iglesias parroquiales.
Así, en 1207, el papado escribió a la abadía de Beauport para recordar a la misma que en la región se hablaba la lengua bretona y que se debían nombrar como rectores únicamente a los monjes que hablasen dicha lengua.
Sufrió un acusado declive después de 1750, para ser finalmente clausurada en 1790, tras la Revolución francesa.
Esta declaración como Monumento Histórico puso fin al pillaje del que la abadía había sido víctima durante todo el siglo XIX.