Era el segundo mes del año en el antiguo calendario romano antes de que el rey Numa Pompilio le añadiera enero y febrero alrededor del 700 a. C. Los antiguos romanos lo llamaban aprilis, en latín.
Se ha querido relacionarla con el verbo aperire (‘abrir’), por la supuesta forma aperilis, asociándolo a que en este mes la primavera abre la tierra, las flores, etc. Ovidio se une a esta idea, pero no hay fundamento etimológico que lo sustente.
En este mes se percibe la luz mezclada con el humo que despiden los inciensos para festejar a la benéfica Ceres.
La antorcha colocada al lado de Abril oscila sus llamas entremezcladas con suavísimos olores.
Abril, segundo mes del año de Rómulo, es el que Ovidio nombra Venerisque secundus.