Se presenta en áreas próximas al trópico en poblaciones de bajos recursos.
Afecta aproximadamente al 1% de los pacientes que han contraído amebiasis intestinal.
[3] Tras la infección intestinal por amebas, los trofozoitos alcanzan el hígado a través de la vena porta y proliferan hasta formar un absceso que generalmente es único y se ubica en la mayor parte de las ocasiones en el lóbulo derecho hepático.
El absceso amebiano puede alcanzar un tamaño considerable, en ocasiones se sobreinfecta por bacterias o se rompe, dejando escapar su contenido, afectando a estructuras vecinas como la cavidad pleural, pericardio y peritoneo, y causando diferentes complicaciones, entre ellas peritonitis de alta mortalidad.
El medicamento más utilizado es el metronidazol[4] que es efectivo en la mayor parte de pacientes, pero no está recomendado en mujeres embarazadas.