Los que figuraron principalmente fueron Severo, Atanasio y otros eutiquianos que en Alejandría se separaron del obispo Pedro Mongo, por parecerles poco contrario del Concilio.
Se llamaban también acéfalos aquellos clérigos que no vivían sujetos a determinado obispo.
En Inglaterra daban este nombre en tiempo de Enrique I a los pobres que no teniendo bienes algunos, tampoco reconocían cabeza o superior a quien pagar feudo o tributo.
En el Norte, había unos pueblos a los que dieron el nombre de acéfalos, no porque materialmente no tuviesen cabeza como antiguamente creyeron algunos, sino porque eran tan bárbaros e indómitos que no tenían un jefe o cabeza que les mandase o dirigiese.
Diccionario histórico enciclopédico, Vicenç Joaquín Bastús i Carrera, 1828