El grupo fue alentado por Alonso Verdugo Castilla, tercer Conde de Torrepalma, en cuya familia era habitual el mecenazgo, pues su padre, fallecido en 1720, había apadrinado diversas «academias» y festejos culturales en memoria de fechas importantes; este mecenazgo tuvo que sobrevenir a la vuelta del Conde a Granada en 1737 con motivo del óbito materno; Porcel conocía al conde a causa de su condición de bastardo del marqués de Villaflores criado en su propia casa.
Sin embargo, no exageran el culteranismo de éste, sino que lo atenúan, y cultivan una poesía narrativa a la que procuran inculcar una intención moral.
Todavía arde en ellos el propósito de crear una épica culta o epopeya cristiana.
Entre 1741 y 1742 debió José Antonio Porcel, ahora Caballero de los Jabalíes, leer sus églogas venatorias sobre Adonis.
Los académicos sólo volverán a reunirse una vez en 1745 y otra en 1748 para clausurarla.