Acción del Puerto de Descarga

La revuelta no tuvo el apoyo del ejército y la guerra empezó el 6 de octubre cuando el general Santos Ladrón de Cegama tomó Logroño y pasó a Navarra para unirse con los sublevados,[1]​ siendo capturado a la batalla de Los Arcos[2]​ y fusilado a los pocos días.

[6]​ Las comunicaciones con Bilbao, San Sebastián y Pamplona quedaron cortadas, pero fueron derrotados en las batallas de Mendaza y Arquijas[7]​ Sin poder destruir el ejército liberal,[8]​ la tentativa sobre Madrid quedó abortada y Gerónimo Valdés decidió atacar a Tomás de Zumalacárregui en su reducto del valle de Amézcoas con 21 000 hombres, la mayor movilización de tropas cristinas desde el inicio del conflicto.

Zumalacárregui posó asedio a Ordizia en mayo de 1835 para demostrar que era bastante fuerte como para tomar ciudades y no solo luchar a campo abierto, y los liberales asediados, sabiendo de la poca efectividad de la artillería carlina, resistieron el asedio esperando refuerzos.

La retirada del asedio de Bilbao fue un fracaso militar y político, que comportó la pérdida del apoyo exterior y el origen de tensiones internas.

Juan Antonio Guergué comandó una expedición en Cataluña con intención de unificar las fuerzas catalanas.