En este accidente, el tren de pasajeros número 30 de la compañía MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante) no logró frenar a tiempo y descarriló debido a la alta velocidad a la que circulaba, atravesando el vestíbulo de la estación y terminando en la calle.
Como resultado, la estación sufrió daños significativos, cuatro personas murieron y más de treinta personas resultaron heridas.
[3][4] El tren no solo se desvió de su camino, sino que continuó su trayectoria, atravesando la estación y saliendo a la calle a través del vestíbulo.
[1] Según las descripciones del incidente, el tren no se detuvo al impactar contra los topes de final de vía, sino que siguió su curso, perforando muros, derribando columnas y finalmente quedando parcialmente enterrado entre los escombros en la avenida de Salamanca.
[2] Tras el accidente, se instauró una vía supletoria sobre el andén para facilitar la retirada de la locomotora, una tarea que se describió como extremadamente desafiante.