Acebo (Cáceres)
El término municipal limita con: Acebo cuenta con un micro-clima, que facilita el cultivo de diversos frutales destacando entre ellos, los naranjos y limoneros.
Las noches en verano, suelen ser agradables, debido a la suave brisa que persiste hasta el amanecer.
Aún hoy, los huertos de naranjas forman una estampa característica en torno al núcleo urbano.
Las mismas fuentes citan la crianza de cabras, vacas, puercos o caballos en los pastos bajos.
En el pueblo, la producción de miel y cera han tenido igualmente un papel importante.
Así como la instalación de una central hidroeléctrica, en 1911, que estuvo en funcionamiento hasta los años 80 del siglo XX.
Será entonces administrada por la orden de Alcántara, tal y como establece la tenencia que el rey Fernando IV realiza en Sevilla al maestre Gonzalo Pérez.
Según el Presbítero Vicente Navarro del Castillo, cinco vecinos de Acebo participaron en la Conquista americana; entre ellos el más destacable fue Andrés Hernández que, entre otras acciones castrenses, participó en 1567 en la refundación de Caracas (Venezuela).
Debido a lo retirado de su emplazamiento, se pidió constantemente su traslado al núcleo urbano, hecho en el que participó activamente el concejo, cediendo los terrenos junto a la ermita del Espíritu Santo, que fue demolida para la obra, y facilitando dinero, madera o la mano de obra.
En el año 1588, la localidad tenía 400 vecinos según el censo ordenado por el obispo cauriense Pedro García de Galarza.
Por último, en la localidad existían cinco cofradías, siendo la más numerosa la de la Veracruz con 180 hermanos.
[4] En aquella misma época, la producción del pueblo consiste principalmente en el aceite famoso de la sierra de Gata, que se exporta a Castilla, y algunos años a Portugal, por arrieros en su mayor parte de ambos puntos; el vino así como las castañas bastan para el consumo del pueblo; y del vino blanco se lleva alguna porción a Salamanca y otras poblaciones.
A unos 1.5 km del pueblo Como artesanía cabe destacar el encaje de bolillos.
