Tras la muerte del coral, su esqueleto contribuye a la generación de nuevos arrecifes en la naturaleza, debido a que la acción del CO2 convierte muy lentamente su esqueleto en bicarbonato cálcico, sustancia ésta asimilable directamente por las colonias coralinas.
Los coralitos radiales son redondeados-tubulares y de diversos tamaños, en ocasiones, están dispuestos en hileras; los mayores se proyectan hacia afuera con amplios cálices cuadrangulares.
El coenosteum, o parte común del esqueleto colonial, está densamente reticulado en los espacios entre coralitos con diminutas espinas elaboradas.
[4][5] A. austera presenta los siguientes colores: marrón pálido, crema, amarillo, azul, gris, púrpura o lavanda.
Es especie nativa de Arabia Saudí; Australia; Birmania; Camboya; Chagos; Comoros; islas Cook; Egipto; Eritrea; Filipinas; Fiyi; Guam; India; Indonesia; Israel; Japón; Jordania; Kiribati; Madagascar; Malasia; Maldivas; Islas Marshall; Mauritius; Mayotte; Micronesia; Mozambique; Nauru; Nueva Caledonia; Niue; Palaos; Papúa Nueva Guinea; Polinesia Francesa; Pitcairn; Reunión; Islas Salomón; Samoa; Samoa Americana; Seychelles; Singapur; Sri Lanka; Sudáfrica; Sudán; Tailandia; Taiwán (China); Tokelau; Tonga; Tuvalu; Vanuatu; Vietnam; Wallis y Futuna; Yemen y Yibuti.
[7] Los huevos una vez en el exterior, permanecen a la deriva arrastrados por las corrientes varios días.
Una vez asentadas, las larvas se metamorfosean a pólipo, secretando carbonato cálcico para conformar un esqueleto, o coralito.
Una luz más bien alta satisfará a la mayoría de las colonias aclimatadas al acuario.
Se debe añadir micro plancton u otros preparados para animales filtradores, adaptados a sus pequeños pólipos.
Todos estos factores han creado un efecto sinérgico que disminuye en gran medida la supervivencia y el éxito reproductivo del coral.
La recuperación natural de los corales es un proceso lento, y se dificulta porque hay muchos inhibidores que influyen en su supervivencia.