Se denomina alabanza de la naturaleza a la devoción, alabanza y honor de índole religiosa hacia elementos de la naturaleza o hacia el Universo como conjunto.
Incluye reverenciar elementos materiales como los animales, plantas, planetas y la propia humanidad.
No debe confundirse con el naturismo.
Si bien los estudiosos afirman que esta adoración no surge en periodos tempranos del desarrollo religioso, el culto al sol y al fuego son comunes en diversas religiones antiguas, como el zoroastrismo y en la mayoría de las mitologías de la Antigüedad.
[2] La deificación de los elementos naturales es rechazada por el mismo Libro de Urantia así como por religiones como el catolicismo,[3] y el judaísmo,[4] pero es frecuentemente referida como parte de las creencias de los pueblos precolombinos.