Perteneció a la Colección Imperial austríaca en Viena hasta 1792, cuando fue intercambiado por una pintura de Fra Bartolommeo propiedad del museo florentino.
Fue realizado después del viaje a Venecia del autor, por lo que se nota influencia de la pintura renacentista italiana, en particular en el vivo cromatismo y la luz muy veneciana que ilumina el cuadro.
Son cuatro figuras monumentales cuyas expresiones, sin embargo, resultan bastante simples.
La Virgen María, a la izquierda, sostiene al Niño sobre sus rodillas.
Los colores son intensos, lo que es un rasgo típico de Durero.