Previamente había pintado el mismo tema en la tabla central del llamado Tríptico Portinari.
Al hallarlo, le ofrecen unos sencillos regalos (un corderito, una flauta o el cayado de pastor) y después se marchan, contando lo que han oído decir al ángel y visto con sus propios ojos.
A partir del Concilio de Trento, se suele representar con mayor austeridad.
En esta obra los profetas Isaías y Jeremías levantan unas cortinas para desvelar la escena, de manera teatral.
Al fondo se ven las figuras de José y María con el niño en el pesebre, rodeados de múltiples personajes, los ángeles, los animales del establo y a la izquierda, los pastores, entrando en escena e inclinándose ante Jesús.