[1] Se refugió en la corte del rey Creso, que lo purificó y recibió generosamente.
[1] Después de algún tiempo fue enviado como guardián de Atis, hijo de Creso que iba a cazar un jabalí que causaba grandes estragos en la región.
[2] Adrasto tuvo la mala fortuna de matar a Atis cuando apuntaba al animal salvaje.
[3] Creso lo perdonó, le dijo que había sido un accidente y la voluntad de los dioses, en cumplimiento de una profecía.
[4] Pero Adrasto no conseguía vivir con la culpa y se suicidó en el túmulo de Atis.